viernes, 20 de junio de 2008

Los padres modernos

A propósito de que hace unos días se celebró en nuestros países el Día del Padre y en el mes de Mayo el Día de la Madre, Vanesa -una lectora mexicana- me escribió un correo con algunas reflexiones sobre nuestro rol de padres en la actualidad.

Ella asegura que somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores. Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.

Añade que lo grave es que estamos lidiando con unos niños más igualados, beligerantes y poderosos que nunca existieron. “Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así que, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres regañados por nuestros hijos. Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten” asegura.

Nuestra lectora precisa que en la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.

Recuerda que antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres. Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten.

Coincido con la lectora cuando afirma que son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.

“Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado” escribe Vanesa.

La reflexión sirve para explicar el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles "muy cool" a sus hijos.

Nuestra amiga mexicana enfatiza cuando dice que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos. “Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van. Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga”, expresa.

“Sólo una actitud firme y respetuosa de nuestra parte permitirá que los hijos confíen que somos idóneos para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad. De tal forma que sólo así evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino”, finaliza.

Puede que más de uno se sienta aludido por tantas verdades. En lo personal suscribo varias de sus afirmaciones. En todo caso, hoy somos padres muy diferentes a los nuestros pero, también hoy, comprendemos su comportamiento. ¡Y se los agradecemos!.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Depende de nosotros los padres si les consentimos o no a nuestros hijos. Claro que los tiempos, en cuanto a crianza, han cambiado, pero de ninguna manera les debemos tener miedo ante sus amenazas

Anónimo dijo...

Yo sigo prefiriendo la crianza a la antigua. Como bien se dice una llamada de atención fuerte o un coscorrón no nos ha traumado y, al contrario, nos enseñó a respetar

Anónimo dijo...

Ah, los hijos, los hijos....uno nunca deja de estar pendientes de ellos, desde que nacen hasta que crecen y así se casen...

Anónimo dijo...

Hola mis amigos ! Que pasan ? Cuantos anos tienen ? Tienes hijos o familia ?