viernes, 13 de junio de 2008

¿La religión es para los viejos?

Desde que tengo uso de la razón siempre escuché que la religión y sus prácticas son para los niños y para las personas mayores, quienes al acercarse a la muerte inevitable se van redimiendo de sus pecados y excesos por este mundo. Así de esta forma están preparados para cuando llegue el final y, por si acaso, ganarse el cielo en caso que exista.

Yo no comprendía, siendo todavía un niño, cuando algunos tíos se preguntaban qué habría cuando todo aquí en la tierra se acabe. Si sería cierta la existencia de una vida extraterrenal. Mis pensamientos que apenas frisaban los 7 ú 8 años estaban sólo entusiasmados con la posibilidad de encontrarme con Dios mediante mi primera comunión. Y así, entre cursos de religión, asistiendo a misa los domingos, ayudando al sacerdote como acólito transcurrió mi primaria, entusiasmado con el catecismo y las historias que la Biblia nos traía.

Fue una mañana de abril de 1968, en la primera clase de Historia Universal que todo lo aprendido en temas religiosos se vino abajo cuando el profesor empezó a hablar sobre la aparición del hombre sobre la tierra pero de Adán y Eva nada. Recuerdo que miré a mi compañero de carpeta y en voz baja nos preguntamos en qué momentos aparecían nuestros primeros padres, aquellos que nos enseñó la Biblia, pero nuestra timidez de colegiales de 11 años nos hizo callar y no pedirle al profesor una explicación. Sólo nuestra propia curiosidad nos dio la respuesta real tiempo después.

Pese a ese desencanto estudiantil, mi fe -y creo que la de la inmensa mayoría de personas de conozco, permanece intacta. Y si bien el mundo hoy es testigo de la existencia de más agnósticos también se reconoce la existencia de un Dios o ser superior, no importando la religión que se profese.

Menciono todo esto -y supongo que se habrán dado cuenta- porque los oficios religiosos o actividades similares tienen hoy en día no sólo la participación de niños y viejos como se creía antes, sino a muchos jovencitos y jovencitas que muestran un amor al prójimo que a los de mi generación les daba vergüenza expresar. Puede que para ello haya contribuido el incremento de colegios parroquiales o la participación más activa de los hermanos o pastores en la enseñanza. Lo único cierto es que allí están, sin vergüenza de nada.

Wilkins, un cantaatutor portorriqueño, prodigio que empezó en el arte a los cinco años y creador de temas como Margarita -de la película Salsa- Sopa de Caracol, No se puede Morir por Dentro y la conocida versión de Lambada, compuso cuando apenas tenía 22 años un tema que sin querer fue incorporado como parte del repertorio religioso: “Cómo no creer en Dios”, el cual fue grabado en Argentina.

El joven Wilkins que por entonces ya estaba incorporado a la disquera Fania, y había grabado con Tito Puente, Ismael Rivera, Danny Rivera, entre otros, empezando a conocer además las tentaciones del mundanal sistema, escribió los versos más hermosos que alguien pudiera imaginar para explicar sobre la existencia de un Dios.

Hoy, a sus 54 años, el artista que se retiró el año pasado tras 43 producciones discográficas, reconoce que el tema no lo hizo con el objetivo de que se convirtiera en un tema religioso sino de esperanza y fe, algo que parece entenderlo la Corporación Wong cuando propietarios y empleados se reúnen cada 1 de mayo para celebrar el Día del Trabajo y lo cantan como
corolario de su ceremonia.

Wilkins dice que mientras estemos en este mundo que conocemos y esperamos el otro que no conocemos debemos vivir con fe, amar con fe y también brindar con fe. No por gusto es un próspero industrial del vino al que puso por marca “Fe”.

Hoy -que está sobre las cinco décadas- ya está convertido en un divulgador de la fe y con sus palabras hechas canciones invita a mirar al cielo porque aún existe esperanza de alcanzarlo.

¿Por creer en la religión y tener fe en la vida después de la muerte se puede decir que estamos volviéndonos viejos?

Cómo no creer en Dios

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tengo mas bien una visión totalmente distinta, las cosas han cambiado para bien efectivamente.

Hoy en día son más los jóvenes que se atreven a cuestionar, que se atreven a investigar, que ya no aceptan como borregos un dogma impuesto por sus padres y la sociedad.

Cada vez somos mas ateos y agnósticos, no necesitamos creer en nadie para ser buenas personas.

Anónimo dijo...

Buenas noches Max! otra vez,debo felicitarte,por este artículo,creer en la religión,y tener fé,no es solo de personas mayores..nosotros los que somos,un poco mas jóvenes,abrazamos una fé religiosa,impuesta,sentida,inculcada, por nuestros mayores,pero a su vez, libres de elegir!! clau. Río Gallegos,Santa Cruz,Argentina.

Anónimo dijo...

La religión siempre será un tema controversial, pero no creo que sea malo tener fe y creer en vida mas allá de ésta

Anónimo dijo...

Discrepo con lo que se dice, por lo que veo en mi entorno, sólo los mayores empiezan a preocuparse en Dios precisamente porque ya empiezan a envejecer y porque creen que este arrepentimiento puede llevarlos al cielo si es ue existe